miércoles, 9 de diciembre de 2009

El héroe de las mil caras

Allá por el año 1962, un joven piloto de carreras tuvo un grave accidente al que tuvieron que extraer medio pulmón. Estando en el hospital, le regalaron un libro. Ese libro le despertó una idea en su interior, a raíz de esa idea, su vida cambiaría. Esa idea el germen de una de las sagas mas famosas de la historia del cine, el nombre del joven piloto era George Lucas, la saga ya sabéis cual es, y el libro, “El Héroe de las mil caras”.

Esta obra de Joseph Campbell , influyó tanto en George Lucas , que el día del estreno de “La Guerra de las Galaxias ”, éste invito al autor del libro, el cual quedó tan impresionado de cómo había captado la idea de su libro, que en su siguiente obra “El Poder del Mito ” hace referencia a la película.

En “El Héroe de las mil caras” se analiza el mito del héroe, de cómo todas las historias convergen en una misma, sea cual sea su procedencia. Todos los cuentos y leyendas siguen las mismas pautas, sean cuentos de hadas, vidas de lideres religiosos, antiguas leyendas polinesias, indias, árabes, nórdicas… todas comparten la misma estructura, desde “La Iliada ” de Homero hasta “El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien , pasando por la mayoría de las historias que vemos a diario en el cine. Partiendo todo, originalmente, del subconsciente colectivo, reflejado en nuestros sueños.

La historia que se repite en infinidad de relatos, comienza con la Iniciación del Héroe: éste se muestra reacio a la aventura, se niega a iniciarla, pero aún así se ve empujado a dejar su hogar y emprender el viaje. Un sabio, o mago, generalmente anciano, que guía, o facilita, el camino de nuestro héroe. Tenemos también al compañero, el secundario impulsivo que inconsciente o conscientemente ayuda al protagonista a alcanzar su meta. El antagonista de nuestro héroe, su Némesis, su oponente que termina siendo la otra cara de la misma moneda. Y la princesa, la chica de la historia. Estos pueden ser los personajes afines a cualquier historia, como también los es el camino a recorrer, la ya mencionada Iniciación, las barreras que ha de superar en su camino; la Culminación al alcanzar dicha meta; la Vuelta a casa, llegada esta etapa, el héroe ha cambiado, ha evolucionado, no es el mismo del comienzo de la aventura, y le es imposible permanecer en su hogar como si nada hubiese pasado, por lo que se ve obligado a volver a dejarlo, un claro ejemplo de esto último lo vemos en el personaje de Frodo , de “El Señor de los Anillos”, o en Skywalker , de “La Guerra de las Galaxias”.
Por lo que llevamos comentado de este libro, se puede inducir al error de que nos encontramos con una obra amena y repleta de curiosidades, que nos hará disfrutar de horas de lectura, no es así. El libro puede llegar a ser un pestiño para los profanos, ya que no está dirigido al lector medio, que sólo busca entretenerse, es un tratado de psicología, como su propio subtitulo indica (“Psicoanálisis del Mito”), analizando sueños del inconsciente e indicando la afinidad que comparten con los mitos y leyendas, creados, principalmente, por el subconsciente colectivo, y basados, fundamentalmente en la religión.
Yo me lo cargué entero, pero tardé, resultándome algunas de sus partes tremendamente tediosas, pero a medida que avanzas, te vas enganchando, es como una especie de droga intelectualoide, que cuando consigues acabarlo recapacitas sobre él, dándote cuenta lo simple e idéntico que es el ser humano, en todos los lugares, y en todos los tiempos.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Manifiesto “En defensa de los derechos fundamentales en internet”

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial – un organismo dependiente del ministerio de Cultura -, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Es todo un tópico, pero es increíble como pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando leíamos como nuestra patria Academia elegía, de entre tres títulos, a “Los Girasoles ciegos”, de José Luis Cuerda, como candidata para la candidatura (valga tan extraña redundancia) al Oscar en la categoría “película de habla no inglesa”. Pero no consiguió al final ser seleccionada al otro lado del charco, por tanto no pudo optar a tan magno galardón.
Las tres obras elegidas este año por la Academia Española de Cinematografía para tal privilegio -el de optar a una candidatura- fueron: la aburrida y tediosa “Mapas de los sonidos de Tokio” de la pedante Isabel Coixet; la tan pretenciosa como inexplicable en esta lista “Gordos” de Daniel Sánchez- Arévalo; y la interesante “El baile de la victoria”, adaptación de la novela homónima, ganadora del premio Planeta, de Antonio Skármeta, y dirigida por el siempre estimulante Fernado Trueba, siendo esta última la elegida a ser aspirante a postulante de tan sobrevalorado premio. Si todo esto se materializara, sería el segundo tito Oscar que obtendría Trueba, el primero fue hace quince años por “Belle epoque”.

Los más observadores os habréis dado cuenta de que entre las tres pretendientes no aparece “Los abrazos rotos”, del controvertido e internacional Pedro Almodóvar.

Efectivamente, el primer sorprendido ha sido el propio director, que una vez más pone a Dios por testigo de que la Academia lo maltrata, actualmente presidida por Alex de la Iglesia, y cuyas relaciones con Pedro son tensas. No ha sido ésta la primera rabieta del director, recordemos que ya puso el grito en el cielo cuando la Academia descartó el film ”Hable con ella” para los Oscar, que luego optó a mejor director y ganó el Oscar al mejor guión original.

La gente tiende a ignorar que una obra de otra nacionalidad, que no sea la estadounidense, puede optar si ningún problema a cualquier categoría dentro de los Oscars, siendo el caso más reciente “Slumdog millionaire”, producción indo-británica, obteniendo en la última edición el galardón a la mejor película, o cómo el propio Almodóvar fue premiado como mejor director.

Y es precisamente ahí donde Pedro ha comenzado su cruzada personal. Aprovechando su paso por el festival de Nueva York, donde ha presentado su película, hace autobombo, sin dar crédito a como “Los abrazos...” no ha sido elegida a la aspiración. Pero defendiendo una posible candidatura a mejor actriz para la súper sobrevalorada Penélope Cruz. Quizás un acercamiento para que los yanquis lo tengan en cuenta a la hora de elegir las candidatas a mejor película...

A los protagonistas del film, Lluís Homar y Blanca Portillo, también les ha provocado malestar la decisión de obviar la película del manchego, como indicaron durante su presentación en el Festival de Cine Latino de Los Ángeles. A juicio de Homar, que encarna en la obra a un director que pierde la vista, “no es justo que si había tres títulos no estuviera el de Pedro. Si la hubiesen incluido y luego no fuera la elegida, la Academia habría estado en todo su derecho”. Y es que no solo la prepotencia es dominio exclusivo del director, sino también de todo aquél que participa en sus producciones, endiosando una vez más a un proclamado auto-profeta que triunfa en el mundo menos en su tierra. Pero como muy bien dijo Alex de la Iglesia, actual presidente de la Academia, “no sólo ha sido ésta la única obra excluida, también corrieron la misma suerte casi mil producciones”.
Sin posicionarme a un lado u otro en tan controvertida polémica, me sigue extrañando que la película “Gordos” sí apareciera en la lista y “Los abrazos rotos” no. Pero viendo que cada año presenciamos un encontronazo entre la Academia y el manchego, lo que realmente nos hace conscientes de lo rápido que pasa el tiempo es cuando nos venimos a dar cuenta de que ya estamos oyendo otra rabieta de Almodóvar.

miércoles, 21 de octubre de 2009

First blood

A menudo suelo ir a una de las escasas librerías que hay en mi ciudad- sigue siendo un negocio poco rentable- y perderme por sus estanterías sin buscar nada en concreto. Me gusta dejarme llevar, y confieso que suelo cometer el error de juzgar al libro por su portada (así después me he llevado cada bodrio a casa...), al menos de aquellos que me llamen la atención. Y aunque siempre hago caso a las recomendaciones de los conocidos, a lo que a literatura se refiere, también me gusta descubrir pequeños tesoros por mí mismo.

Esta última vez me llevé una sorpresa muy agradable. En una estantería desordenada hallé una novela por la que me he interesado en repetidas ocasiones durante muchos años, pero no sé por qué nunca me dio por buscar a fondo. Se trata de “First blood”, de David Morrell.

Los más espabilados ya habrán caído en la cuenta de que se trata de la novela original en la que se basa una de las mejores películas de los ochenta, protagonizada por el cachas, en auge por aquel entonces, Sylvester Stallone: “Acorralado”.

A los que, como yo, comenten el error de juzgar el libro por su portada, les diré que si tienen prejuicios ante este actor, deben saber que es un tipo luchador que ha escrito grandes guiones. Principalmente el del perfecto antihéroe perdedor que era aquel boxeador apodado “Rocky”. Cuyo guión se estudia en las más prestigiosas escuelas de cine por cumplir el paradigma a la perfección. Además, siempre lo he preferido ante la eterna lucha Stallone- Schwarzenegger, al menos Sly no firma sentencias de muerte entre puro y puro. Pero me estoy desviando del tema, y si David Morrell estuviese aquí diría “aquí estamos para hablar de mi libro”.

Para todos aquellos que hayan visto el film “Acorralado”- quien no lo haya hecho insisto en que se pierde una gran película- decirle que aleje de su memoria todo resquicio de la adaptación cinematográfica a la hora de abordar la novela. Aunque esto no sea posible del todo debido a que la adaptación a la pantalla es muy fiel a su obra homónima, pero sólo en algunos pasajes, como puede ser el comienzo y el desarrollo de la historia a grandes rasgos. A medida que avanza la trama, empezamos a ver ciertas diferencias que se van acentuando, sin abandonar una línea muy paralela al original.
David Morrell sabe escribir muy bien -quiero pensar que también lo han traducido muy bien- y desde la primera página, donde nos describe a un joven desaliñado que camina por la carretera, crea ya un vínculo entre el protagonista y el lector (o una gran empatía con los menos apasionados) que los unirá hasta la última página, a pesar de que no estemos muy de acuerdo con la actitud que toma John Rambo en la mayoría de ocasiones y que le conducen hasta sus últimas consecuencias.

No quiero comparar, ni polemizar, entre si el libro es mejor que la película, -es más, su adaptación a la gran pantalla me parece una de las mejores que se han realizado de una obra literaria-, pero sí es cierto que la profundidad que se le da a los personajes en la novela no se le llega a aplicar en la película por razones obvias. En especial con el jefe de policía Teasle, del que terminamos sabiendo más que del propio Rambo, haciéndonos caer que es tan, o más, protagonista que el propio acorralado. Es la perfecta némesis de nuestro héroe; definidas a la perfección ambas caras de la misma moneda; donde el uno no podría existir sin el otro; creando en la historia tal simbiosis que queda patente que ambos son el mismo, pero no yin y yang ni blanco y negro, sino perfectos imperfectos, cada cual a su manera. A pesar de ser conscientes de que sus acciones los conducirán a un fin trágico y común, no pueden redimirse antes de que este se desencadene.
Seguramente debido a que he visto su adaptación cinematográfica en incontables ocasiones, hace que eche de menos más protagonismo, dentro de la novela, al personaje del coronel Trautman. Al que encarnó en la pantalla el desaparecido Richard Crenna, y que en el film hacía más de figura paterna del protagonista que en la obra original, donde ejerce de frío jefe militar, prescindiendo de cierta calidez a la hora de tratar al personaje.

David Morrell, más conocido por su libro-cómic sobre el capitán América, escribió “First blood” en 1972, reflejando en ella la incomprensión y humillación que sufrieron los veteranos de la guerra de Vietnam que regresaban a casa abatidos por el dolor y las atrocidades a las que se vieron sometidos en aquella incomprensible, como absurda, lucha. Que sólo encontraron reproches y hostilidad como pago a sus servicios por la patria. Jóvenes que se encontraron más desubicados en el país por el que lucharon que en la propia jungla de Vietnam. Todo ello sin ser partidista, ni utilizar todo ese trasfondo como excusa. Sólo se remite a los hechos objetivos, y de como uno de esos chicos pudo llegar a reaccionar de ese modo a esa ingratitud debido a las cicatrices sufridas. Cicatrices tanto físicas como psicológicas, donde el autor nos relata como se producían en forma de breve flashbacks; datos tan necesarios de narrar para que lleguemos a comprender mejor a nuestro personaje.
Novela que consta en su edición de bolsillo de trescientas sesenta y seis páginas. Tan fáciles y amenas de leer, que nos hace desear que realmente fuese posible que las aventuras de Rambo siguiesen acompañándonos en nuestras noches de insomnio, y no sólo a modo de secuelas regulares en un dvd.

viernes, 2 de octubre de 2009

Me gustó más el libro

Hoy en día se habla mucho de la crisis de ideas que inunda Hollywood. Apenas existen producciones con guión original. La mayoría son secuelas, remakes y adaptaciones literarias. Que el cine actual en el 90% de su producción dan arcadas es cierto; pero que, posiblemente, esa máxima de “cualquier tiempo pasado fue mejor” no tiene porque ser del todo cierta.

Desconfío de la literatura: de un buen libro no sale necesariamente una buena película.” Así sentenciaba Alfred Hitchcock las adaptaciones literarias al cine. Irónicamente toda su obra está basada, bien en novelas, bien en obras de teatro. La traslación a la pantalla de obras literarias ha existido desde que se inventó el cine; historias decimonónicas han sido una gran fuente de adaptaciones a lo largo de la corta vida -o larga según se mire- de las imágenes en movimiento.

Sé que no estoy contando nada nuevo, pero adonde quiero llegar con toda esta parrafada, es a esa desconfianza que existe cuando se habla de una nueva adaptación de tal o cual novela. Y como bien se dice se trata de una adaptación, no la fiel reproducción de la obra original sobre el lienzo en blanco que es la pantalla.

Cine y Literatura son dos artes que van de la mano. Ver una película o leer un libro se hace muy personal; parafraseando a Daniel Sempere -protagonista de “La sombra del viento”- un libro es como un espejo, donde podemos ver nuestro interior a medida que nos introducimos en él, lo mismo se puede aplicar a una película. Pero claro, aunque ambos tengan el mismo fin, sus sendas son muy diferentes. Utilizan distintos lenguajes. Mientras que el cine nos debe decir mucho con unos pocos planos, la literatura debe llegar a nuestro interior a base de páginas repletas de palabras, conjugándolas de tal forma, que esos vocablos nos digan mucho más que su significado, llegando a ese nuestro interior que debe reflejar. En el cine vemos en una sola imagen como es el escenario que envuelve a los personajes; la literatura no debe centrarse en ese entorno, debe decirnos cómo es cada recoveco, y qué siente cada personaje al observar cada elemento.

Porque no sólo el cine se nutre de la literatura, ambos forman una simbiosis, donde esta última se ha enriquecido por la influencia de los modos de mirar y por la estructura del cine.

Quien se sienta ofendido ante la “mala” adaptación que se ha realizado de una novela de su devoción, tiene que tener en cuenta que el adaptador de la obra ha de pulverizar el original. Con esos trozos tendrá que componer de nuevo el puzzle, pero esta vez le faltarán piezas; tendrá que rellenar huecos con nuevos elementos; tendrá que darle la vuelta; buscar pegamento e ir cubriendo los vacíos con sus pedazos y ubicarlos en nuevos espacios. Todo ello con tal habilidad que cuando haya concluido su labor, con un solo vistazo, nos debe recordar el dibujo que aparecía en la tapa de la caja originalmente. Siempre hay excepciones, a modo de ejemplo, citaré las tres adaptaciones que ha sufrido una extraordinaria novela como es “Soy Leyenda” (de Richard Matheson). Simplemente esas adaptaciones no se podrían ceñir a lo anterior, por que es precisamente el mensaje final, la propia esencia del original lo que se pierde en su paso al celuloide, ahí es cuando tendremos la certeza de que se ha realizado una mala adaptación.

Raymond Chandler – escritor, guionista y creador del gran detective Philip Marlowe- alegaba que si el 90 por ciento de las películas no vale la pena verlas, el 90 por ciento de los libros en los que se basan tampoco vale la pena leerlos. Así que puede que ese sea el problema, y tendamos a vanagloriar a la novela mientras lapidamos su versión fílmica mientras nos vemos enredados en la conversación que entablaban esos ratones que están zampándose una cinta de celuloide y uno le pregunta al otro, “¿te gusta?, y éste responde: “sí, pero me gustó más el libro.”



lunes, 17 de agosto de 2009

Soy Leyenda

"Soy Leyenda", una novela de Richard Matheson (autor de la también magnifica "El increíble hombre menguante"), una de mis novelas favoritas.

Esta novela ha ejercido una gran influencia en el cine, concretamente en el mundo vampiril y de muerto inquieto que anda por ahí ansioso de algún cuello que llevarse a la boca. Ha tenido ya tres adaptaciones a la gran pantalla, la más reciente protagonizada por el príncipe descarado Will Smith.

"Soy leyenda" nos cuenta la historia del último hombre "normal" que queda en la Tierra, pues el resto de la humanidad ha sido aniquilada o se ha contaminado con una bacteria que los ha convertido a todos, sin excepción, en vampiros. Este hombre, por el día se dedica a cargarse a todo el que puede y ha conseguir provisiones, y por la noche vive en una casa convertida en una fortaleza para que sus congéneres no se lo puedan merendar en forma de sangría.

Tras leer la contraportada, la historia nos puede resultar ya manida hasta el vómito, y es inevitable acordarse de cintas como "28 días después", "La noche de los muertos vivientes" y todas sus partes, etc., pero tenemos que caer en la cuenta de que Matheson la publicó en 1958, así que no nos dejemos engañar por el error de que es otra versión de lo que nos han contado tantas veces, sino que es justo al revés, y esta vez la gallina ha sido antes que el huevo.

El padre de la criatura

La historia de Robert Neville, que es el nombre de nuestro protagonista, está magistralmente narrada, no en vano el mismísimo Ray Bradbury, consideraba a Mathenson como el mejor escritor del siglo XX. Enseguida sentimos empatía por el personaje, transmitiéndonos sus miedos, inquietudes, y lo que es peor, su absoluta soledad, solo apaciguada por su fiel amigo canino. No nos aburre con descripciones tediosas y largas de los escenarios, sino todo lo contrario, escatima en detalles sin hacer que nos perdamos en su mundo; las escenas de tensión hacen que nos sumerjamos tanto, que más de uno puede saltarse su parada y seguir hasta el final del recorrido del metro o autobús. Su lectura es de lo más amena, y sus escasas cien páginas pueden leerse de un tirón en una insomne madrugada.

La novela, como he dicho anteriormente, ha sido adaptada a la pantalla, con mas pena que gloria, en tres ocasiones, la primera en 1.964 con el título "The last man of the Earth " dirigida por Sidney Salkow y protagonizada por el genial Vincent Price, se tomaba ciertas licencias con respecto a la novela, hasta el punto de que Matheson pasó del proyecto, firmando en él como Logan Swanson.

En 1971, Boris Sagal se encargó esta vez del proyecto, el cual protagonizó el fetichista del rifle Charlton Heston, al que se tituló "El último hombre... vivo ", y la más reciente de todas con título homonimo, protagonizada por Will Smith, el cual protagonizó otra vergonzosa versión de tan magnifica novela.

Se habla de una adaptación española en forma de corto con una duración de 15 minutos, que se hizo allá por el año 1967 y que dirigió un tal Mario Gómez (no confundir con el futbolista), muy difícil de conseguir.

Ninguna de sus adaptaciones ha conseguido captar la verdadera esencia del libro. Porque la genialidad de esta novela radica no en la historia de vampiros, sino en su trasfondo, en la reflexión que hace sobre la soledad del ser humano, del sentido que tienen nuestras vidas, del afán de supervivencia aun sabiendo que lo más inteligente sería rendirse y por fin descansar, de quién es realmente el bicho raro, quién marca las pautas de lo que es o no "normal", en definitiva, quién es realmente el monstruo.

jueves, 6 de agosto de 2009

"Sérpico" de Peter Maas

Sérpico, antes de una buena película, dirigida por Sidney Lumet y protagonizada por Al Pacino en 1973, es una novela, y antes de una novela, fue la vida del honesto policía de Nueva York Francisco Vincent Serpico.

Frank, hijo de inmigrantes italianos, fue un hombre que desde su infancia soñaba con combatir el crimen en las calles de su ciudad y convertirse en detective. Puso todo su empeño en conseguirlo.

Cuando al fin alcanzó su sueño y creyó poder ser feliz, se le vino todo su mundo encima al descubrir que sus compañeros no tenían sus mismos valores; en vez de ser agentes orgullosos de proteger a los inocentes ciudadanos, eran gente corrupta que extorsionaban a los propios delincuentes para sacar el máximo provecho de ello.

Sérpico, en vez de amedrentarse ante las amenazas de sus colegas, mirar hacia otro lado, o simplemente, beneficiarse también de esos “ingresos extras”, decidió luchar contra el sistema y destapar toda esa red de corrupción en la cual estaban implicados muchos más de los que en un principio hubiera parecido.
Frank Sérpico
Peter Maas se interesó por tan inusual personaje y decidió escribir una biografía novelada sobre Frank. Más que una biografía, cuenta el periodo de la vida de Sérpico desde que sale de la academia y empieza a descubrir la corrupción que invade el cuerpo de policía, hasta el desenlace de su odisea contra la corrupción policial.

La novela comienza describiéndonos el aspecto de Sérpico mientras acude a una cita con el propio escritor. Con unas ligeras pinceladas Maas nos facilita datos sobre el protagonista tanto de su imagen como a la vez que aprendemos algo sobre su personalidad y psique. Sin adelantar acontecimientos nos va desvelando cual ha sido el desenlace de la historia que está a punto de comenzar. Haciendo un brusco flashback vemos como nuestro protagonista viaja a bordo de un coche patrulla mientras se debate entre la vida y la muerte a causa de un disparo en la cara.

Al tratarse de un hecho real, y a pesar de estar éste novelado, la información recibida por el lector puede avasallar en algún momento, que entre tanto dato y nombre puede llegar a perderse un poco, pero fácilmente vuelve a coger el hilo. Pudiendo ser, quizás, lo más enrevesado el sistema de apuestas y loterías ilegales con la que se lucran esos agentes corruptos, seguramente por lo ajenos que estamos a ellos, al menos yo.

La historia, a pesar de estar narrada a golpes de flashback por distintos periodos de la vida del protagonista, importantes para la narración, vuelve pronto a la columna vertebral del relato, sin llegar esos saltos en el tiempo a divagar ni alterar la historia principal, sino por el contrario, a enriquecerla por aportarnos datos de forma así más amena. Si se nos facilitara toda esa información en su orden cronológico, aparte de hacerse pesada la novela, la gran mayoría de los datos aportados se quedarían por el camino sin conseguir su objetivo.

Es de agradecerle al autor que se exprese con un lenguaje sencillo y fácil de entender. Aunque la edición que he leído, creo recordar que de 1977, su traducción no es muy buena, conteniendo tanto erratas como errores de traducción en sí. Ignoro si se ha vuelto a editar, pero si lo han hecho espero que haya sido revisada.

Novela de la que no deben huir aquellos a los que no les gusten las biografías, ya que como digo más arriba, está muy bien novelada, haciendo de ella una historia policíaca que engancha desde el primer momento.

jueves, 23 de julio de 2009

LISTA DE ACTORES QUE ODIO

Los que me conocen dicen que yo odio muchas cosas. Y tienen razón. Aunque Odio puede ser una palabra muy fuerte, más bien es que no aguanto o soporto muchas cosas, supongo que como todo el mundo, lo que pasa que yo no me las callo.

Pues sin utilizar la palabra odio, os haré un pequeño ranking de los actores que no soporto.

Empiezo por el 10 por que así parece que la cosa va teniendo más emoción a medida que avanza la cuenta atrás. Aunque dándole un poco a la ruedecita del ratón se ve enseguida el número 1, pero en fin:


10.- Gary Busey: Quizás no os suene mucho su nombre. Es el malo malísimo que junto a Tommy Lee Jones le hacían la puñeta a Steven “Carapalo” Seagal en “Alerta Máxima”. Más que no soportarlo lo que me da es una grima impresionante. Con esa cara que parece de goma y esa expresión de “no chupo limones, los mastico directamente”. Aggg, no lo soporto.


9.- Roberto Benigni: Este espagueti pigmeo estuvo bastante de moda con aquella chorrada que todo el mundo adora: “La vida es bella”. Una historia tramposa y más falsa que un euro con la cara de Popeye. No hacía más que el gamba, como siempre, pero como había un crío entre tanta maldad, a la gente se le enterneció el corazón con semejante panfleto propagandístico. Ya al recoger el Oscar demostró seguir siendo el mismo gamba que es cuando interpreta, perdón, que no interpreta. Roberto Benigni es Roberto Benigni haciendo de Roberto Benigni. Nos quiso vender la misma moto pintada de otro color en “El tigre y la nieve”, menos mal que aquí la gente prefirió irse en autobús.


8.- Tom Green: Este impresentable se hizo famoso como cómico en la (modo ironía) inteligentísima cadena MTV. Gracias a esto alcanzó cierta popularidad y apareció en aquella mier... película titulada “Viaje de pirados”, donde hacia de pirao, papel que no le costó mucho interpretar porque para mí que hacia de himself. Luego él mismo escribió, produjo y protagonizó una bazofia titulada “Freddy el colgao”, como veis títulos que definen su simpleza como espécimen humano. Con esta peli creo recordar que consiguió cuatro o cinco Razzies (premios antioscar). Luego se casó con Drew Barrymoore –otra que igual baila- y lo enchufó en aquel otro peliculón que fue “Los Ángeles de Charlie”, otra vez hacía el gilipollas con mucha soltura, y es que la veteranía es un grado.


7- Adam Sandler: Éste ya os suena más. Como otros tantos cómicos americanos, se hizo famoso tras su etapa de monologuista; como si aquí en España los que salen en Paramount Comedy, delante de un muro de cartón piedra, se creyeran actores. Se labra su carrera protagonizando dudosas comedias que –por lo menos a mí- no hacen ni una pizca de gracia. Intenta explorar su faceta más profunda como actor alternando comedias menos absurdas y románticas, como por ejemplo “50 primeras citas” o “Un papá genial”, donde no sale de su encasillamiento de eterno adolescente tipo desastre, que creerá que enternece a las féminas despertándoles su instinto maternal, consiguiendo despertar solamente arcadas en mi persona cuando veo que se anuncia otra “comedia” suya.


6.- Matthew Maconagiu: He de admitir que semejante individuo sólo despertaba en mí indiferencia antes de 2005. ¿Qué pasó ese año? Que se estrenó “Sahara”, adaptación de una de mis novelas favoritas. Y el tipo éste interpretó a uno de los personajes más interesantes de la literatura de aventuras, que podría haberle echado la pata al mismísimo Indiana Jones. La imagen que tenía yo en mi mente del intrépido Dirk Pitt no podría haber estado más en las antípodas del fanfarrón rubiales éste. Desde entonces ya me cayó gordo, y posteriormente, aparte de no haber hecho una película digna de mención, se prodiga más en las revistas del corazón, enseñando la tableta de chocolate que actuando. ¿Envidia por que esté buenorro?, para nada, el 99% de los tíos están más buenos que yo, y no voy dedicándoles listas chorras.


5.- Jim Carrey: De éste poco puedo contar que no sepáis. Y es que dentro de los payasos cinematográficos, es el más reconocido. Una vez vio una película de Jerry Lewis, y delante del espejo pensó “yo también me puedo ganar la vida haciendo el imbécil” y vaya si lo consiguió. En la mayoría de sus películas se limitan a cambiar los escenarios, yo creo que no lee ni el guión, el director lo pone en su marca y le dice “Imagina que un cangrejo se te ha enganchado en un huevo”. Y ya cuando interpreta papeles dramáticos, da más risa aun. Qué sí, que me diréis que ha hecho alguna película que está bien, pero no tanto para redimirlo ante mí, qué queréis, soy exigente. Aunque sí estuvo bien en una ahora que me acuerdo. Aparecía haciendo de yonqui en “La lista negra”, moría por sobredosis, que feliz me hizo ese momento.


4.- Ben Stiller: Esto se pone interesante. Y es que de este elemento tendría para una sola entrada. Es verlo y venirme a la mente esa escena de “Algo pasa con Mary” donde se la cascaba antes de abastecer de gomina a la susodicha del título. Con él me ocurre lo mismo que con quien encabeza esta lista, Gary Busey, me da mucha grima. No me explico cómo las co-protagonistas le besan sin cláusula en el contrato, o algo de eso, para que luego le hagan una limpieza bucal y un lavado de estómago. Es de los que abundan en esta lista que se hicieron actores posteriormente de haber triunfado como cómicos. Tampoco consigo entender cómo con ese tipo hurón con chepa que tiene, y esa cara de pajillero consigue que lo soliciten en grandes producciones para que pase noches en el museo, ser yerno de Robert De Niro e hijo de Dustin Hoffman. Supongo que estar medio chepao le trae suerte, por que éste si que con los papeles dramáticos ni lo intenta. Sinceramente, creo que realiza el método Estanislavski a la perfección, hace una regresión a cualquier día de su vida, y le sale perfectamente el papel de boniato.


3.- Will Ferrell: Nicole Kidman se estaría retorciendo en su tumba, si no estuviese viva aún, al recordar que protagonizó junto a éste “Embrujada”. Y si ya se hizo famoso a través del pretencioso programa “Saturday Night Live”, como la mayoría de sus compañeros, haciendo humor preadolescente que abochornaría al mismismo director de “El regador regado” por su simpleza, podéis haceros una idea de su filmografía, donde el papel más inteligente que ha encarnado es “Elf”. Cuando lo veo en la pantalla me pregunto cómo ha llegado ahí y a ganar millones. Hace menos gracia que la declaración de la renta, y si por algo debiera pasar a la posteridad sería por personificar a la perfección la vergüenza ajena.


2.- Owen Wilson: Bueno, aquí ya es pa mear y no echar gota. Porque aparte de no soportarlo en el cine, se suma lo de la grima, vamos, un cóctel explosivo. También se ha hecho famoso por hacer de descerebrado, pero lo peor de todo es que vaya de guapo, y todo ¡¡¡ porque es rubio!!! La primera vez que lo vi pensé que esa nariz era postiza, y ahora, cada vez que lo vuelvo a ver, lo único que pienso es que esa nariz es postiza. ¿soy el único que se ha fijado en su nariz? Es que a veces me da esa impresión, cuando aparece en pantalla, los que me rodean no comentan nada, y yo solo quiero gritar ¡¡¿es qué no veis su nariz?!! En 2006 intentó suicidarse cortándose las venas, no seré cruel, tranquilos, no deseo la muerte a nadie. Pero hubiese sido un buen punto de inflexión para plantearse el dejar su carrera, igual con un poco de suerte, Ben Stiller, por solidaridad hacia su amigo, también la hubiera podido abandonar.


1.- Ben Affleck: Para los más allegados a mí no será ninguna sorpresa que en el número uno de este ranking aparezca este petulante ser. Más de una vez me he propuesto crear una plataforma anti Ben Affleck para ver si de una vez deja de aparecer en películas, y como habréis leído, he dicho “aparecer en películas”, porque no ha actuado en su vida. Se limita a pasearse por la pantalla, procurando no tropezar con la cámara, pensando “que guapo soy”. Lo que más me duele es que haya sido nominado alguna vez tanto al Oscar como al Globo de oro, consiguiéndolo incluso en una ocasión, lo que resta toda credibilidad a dichos premios. También ha conseguido varios Razzies, seguramente más merecidos que los anteriores. Cuando se encuentra “interpretando” alguna escena dramática, me recuerda a mi sobrina cuando ha hecho alguna trastada y no quiere admitirlo haciendo pucheros: “que yo no he sido, snif, snif”. Un gran misterio que este sujeto siga haciendo películas. Hay buenos actores que se retiran, como Daniel Day Lewis, para hacer zapatos; ¿por qué no se retira Ben Affleck paraa hacer puñetas?


Odio, perdón, no soporto a muchos más, pero tampoco es plan de crear una imagen de mí ante los demás de una especie de Mr Scrooge que se subiría con un rifle a un campanario de Hollywood.

Podéis añadir a la lista aquellos a los que tampoco soportáis, así tendré algo que alegar frente al juez...

martes, 14 de julio de 2009

A sangre y fuego

Hace poco, un amigo me comentaba cómo admiraba a su cuñado: “El tío no veas como lee, empalma un libro con otro” exclamaba orgulloso de su pariente político. A mí me llamó la atención que el hecho, tan cotidiano para mí, de empezar un libro nada más acabar otro fuese una cualidad digna de elogios por parte de quien no la realiza. Yo siempre estoy leyendo, ya para mí es como un vicio del que no puedo pasar, así que le respondí que no lo veía tan loable, después de todo, yo repito la operación desde los doce años, y daba por sentado que todo aficionado a la lectura seguía tal ceremonia. Pero lo que me llamó más la atención fue que al comunicarle que yo también tenía esa costumbre, no quedará tan impresionado, no sé si por que le caí el mito de su hermano político, o por que no me creyó, después de todo pienso que mis amigos saben muy poco sobre mí.

Debido a mi vicio, que nadie hubiese imaginado que tenía, siempre ando ávido a la búsqueda de alguna obra interesante, y adonde quiera que vaya, estoy “abierto de orejas” por si oigo hablar de algún título destacable.

Fue en un curso sobre géneros periodísticos, que impartía el gran periodista José Ángel Bermejo, donde él precisamente, me habló de la que está considerada como la mejor novela que se ha escrito sobre la guerra civil española. “A sangre y fuego”, de Manuel Chaves Nogales, que escribió desde su exilio parisino.

Este recopilatorio de historias reales, acaecidos durante esa etapa fraticida que fue nuestra guerra, está precedido por un prólogo, del propio autor, digno de ser publicado como obra independiente por su exquisitez.

Este “camarada director” del diario republicano de mayor tirada, se autodenominaba como “hombre de izquierda pequeñoburgués, antifascista y antirrevolucionario por temperamento, fiel a la república parlamentaria”. Y precisamente por esta audenominación es por lo que se demuestra el buen hacer de Chaves al crear esta obra, y es que si hubiese que describirla con una sola palabra, ésta sería objetividad.

Nunca he visto una obra escrita por un hombre de izquierdas que sea tan sincero a la hora de hablar de la izquierda. Demostrándonos que en la guerra no hay buenos y malos, simplemente hay hombres en ambos bandos, hombres con sus virtudes y defectos que no entienden de ideología, sólo de instinto de supervivencia con una única máxima “mejor tú que yo”.

Nogales no se identifica ni con las fuerzas de Franco ni con el terror rojo, él sólo defiende que ninguna bala es buena, y desde una objetividad abrumadora, narra historias ocurridas durante la contienda sin querer influenciar el resultado final de la guerra. Se limita a ser testigo de lo bajo que puede caer el ser humano en situaciones limites. Y de la tristeza y el desasosiego que siente al ver un país desgranado por intereses y miedos.

Libro duro y revelador, que nos da una visión renovada de aquella época difícil de nuestra historia, que debiéramos recordar una y otra vez, simplemente por aquello de no condenarnos a volverlo a repetir.

jueves, 9 de julio de 2009

Me gustaría hablar

Este mes me gustaría poder hablaros de la magnífica cinta sueca sobre vampiros, totalmente atípica, “Déjame entrar”. Una película que los críticos ponen por la nubes en cuanto a su calidad tanto artística como técnica. También me gustaría hacer una reseña de “La sal de este mar”, un film precedido por sus premios en festivales tan prestigiosos como Cannes y San Sebastián, que va a caballo entre el drama y el documental, tratando de un modo diferente el conflicto palestino- israelí.

Otro título interesante que me gustaría comentar es la polémica “El niño pez”, provocando en algunos festivales que la gente indignada abandonara la sala, o que los que se quedaban se dejaran las manos aplaudiéndola. Tampoco quisiera dejar en el tintero “Liverpool”, un drama argentino rodado en paisajes de inmensa belleza como es Tierra de fuego, colmada de premios internacionales, tanto por la belleza de la historia como por como está retratada. Incluso me encantaría comentaros la poesía de la producción francesa “El vuelo del globo rojo”. Pero tranquilos, no nos vamos a quedar sin sitio para hablar de tanto título interesante. No lo vamos a hacer por el simple hecho de que no he visto ninguna de ellas. Y es que en toda la provincia de Cádiz ni siquiera se han estrenado, en Sevilla creo que hay una o dos en alguna sala.

Dicen que el cine es el séptimo arte, yo lo catalogo más como el tercer negocio. ¿Cómo sino explicar que nos priven de tan buenos trabajos?, no solo a los que huimos de lo comercial, sino a todos en general. Muy sencillo, esas cintas no llenan salas y no dan dinero. Ahora es cuando hay que preguntarse por qué no dan dinero, y ahí es donde entra esa frase tan manida de “es la pescadilla que se muerde la cola”; ¿no vemos esa clase de cine porque no lo ponen a nuestro alcance?, o ¿no lo ponen a nuestro alcance porque no vemos ese cine? Si de verdad lo denominan arte, deberían brindarnos la posibilidad de ir o no a verlas, ¿acaso quitan de las paredes de El Prado los cuadros que la gente mira menos?

Hay que reconocer que estas producciones minoritarias están hechas con muy bajo presupuesto, y que el número de copias es ínfimo comparado con el del cine americano que nos bombardea con gigantescas campañas publicitarias sin cesar, cosa que no hacen, o no pueden permitirse las productoras de este “cine menor”.

Los que no vivimos en grandes capitales como Madrid o Barcelona, tenemos muy limitado el acceso a la cultura en general. El cine es la clase de arte más accesible al ciudadano, ¿por qué no reservar una sala de esos mastodónticos multicines para este tipo de producciones? ¿Tantas perdidas les ocasionaría?

Ahora es cuando entra la controversia de la piratería. Si en mi ciudad no se estrenan estos títulos de calidad; títulos que hablan de historias sencillas; en los que no aparecen estrellas hollywoodienses como reclamo; títulos comprometidos sociológica o políticamente; películas que nos acercan otras culturas y sociedades que de otra forma no podríamos conocer, ¿está mal que me las baje “ilegalmente” por internet, y luego hable bien de esos títulos y les haga publicidad? Estamos hablando de películas que en el mercado del DVD pasarán tan desapercibidas como en las salas. Los que vivimos en el culo del mundo, (según ellos) no tenemos derecho a disfrutar de títulos maravillosos que harían ruborizar de vergüenza al realizador más prestigioso de Hollywood; obras de autoques que siguen utilizando el cine como herramienta para transmitirnos sentimientos, hechos, conocimientos, y cómo no, sabiduría, por que toda buena película lo es cuando nos hace pensar.