Hace poco, un amigo me comentaba cómo admiraba a su cuñado: “El tío no veas como lee, empalma un libro con otro” exclamaba orgulloso de su pariente político. A mí me llamó la atención que el hecho, tan cotidiano para mí, de empezar un libro nada más acabar otro fuese una cualidad digna de elogios por parte de quien no la realiza. Yo siempre estoy leyendo, ya para mí es como un vicio del que no puedo pasar, así que le respondí que no lo veía tan loable, después de todo, yo repito la operación desde los doce años, y daba por sentado que todo aficionado a la lectura seguía tal ceremonia. Pero lo que me llamó más la atención fue que al comunicarle que yo también tenía esa costumbre, no quedará tan impresionado, no sé si por que le caí el mito de su hermano político, o por que no me creyó, después de todo pienso que mis amigos saben muy poco sobre mí.
Debido a mi vicio, que nadie hubiese imaginado que tenía, siempre ando ávido a la búsqueda de alguna obra interesante, y adonde quiera que vaya, estoy “abierto de orejas” por si oigo hablar de algún título destacable.
Fue en un curso sobre géneros periodísticos, que impartía el gran periodista José Ángel Bermejo, donde él precisamente, me habló de la que está considerada como la mejor novela que se ha escrito sobre la guerra civil española. “A sangre y fuego”, de Manuel Chaves Nogales, que escribió desde su exilio parisino.
Este recopilatorio de historias reales, acaecidos durante esa etapa fraticida que fue nuestra guerra, está precedido por un prólogo, del propio autor, digno de ser publicado como obra independiente por su exquisitez.
Este “camarada director” del diario republicano de mayor tirada, se autodenominaba como “hombre de izquierda pequeñoburgués, antifascista y antirrevolucionario por temperamento, fiel a la república parlamentaria”. Y precisamente por esta audenominación es por lo que se demuestra el buen hacer de Chaves al crear esta obra, y es que si hubiese que describirla con una sola palabra, ésta sería objetividad.
Nunca he visto una obra escrita por un hombre de izquierdas que sea tan sincero a la hora de hablar de la izquierda. Demostrándonos que en la guerra no hay buenos y malos, simplemente hay hombres en ambos bandos, hombres con sus virtudes y defectos que no entienden de ideología, sólo de instinto de supervivencia con una única máxima “mejor tú que yo”.
Nogales no se identifica ni con las fuerzas de Franco ni con el terror rojo, él sólo defiende que ninguna bala es buena, y desde una objetividad abrumadora, narra historias ocurridas durante la contienda sin querer influenciar el resultado final de la guerra. Se limita a ser testigo de lo bajo que puede caer el ser humano en situaciones limites. Y de la tristeza y el desasosiego que siente al ver un país desgranado por intereses y miedos.
Libro duro y revelador, que nos da una visión renovada de aquella época difícil de nuestra historia, que debiéramos recordar una y otra vez, simplemente por aquello de no condenarnos a volverlo a repetir.
Debido a mi vicio, que nadie hubiese imaginado que tenía, siempre ando ávido a la búsqueda de alguna obra interesante, y adonde quiera que vaya, estoy “abierto de orejas” por si oigo hablar de algún título destacable.
Fue en un curso sobre géneros periodísticos, que impartía el gran periodista José Ángel Bermejo, donde él precisamente, me habló de la que está considerada como la mejor novela que se ha escrito sobre la guerra civil española. “A sangre y fuego”, de Manuel Chaves Nogales, que escribió desde su exilio parisino.
Este recopilatorio de historias reales, acaecidos durante esa etapa fraticida que fue nuestra guerra, está precedido por un prólogo, del propio autor, digno de ser publicado como obra independiente por su exquisitez.
Este “camarada director” del diario republicano de mayor tirada, se autodenominaba como “hombre de izquierda pequeñoburgués, antifascista y antirrevolucionario por temperamento, fiel a la república parlamentaria”. Y precisamente por esta audenominación es por lo que se demuestra el buen hacer de Chaves al crear esta obra, y es que si hubiese que describirla con una sola palabra, ésta sería objetividad.
Nunca he visto una obra escrita por un hombre de izquierdas que sea tan sincero a la hora de hablar de la izquierda. Demostrándonos que en la guerra no hay buenos y malos, simplemente hay hombres en ambos bandos, hombres con sus virtudes y defectos que no entienden de ideología, sólo de instinto de supervivencia con una única máxima “mejor tú que yo”.
Nogales no se identifica ni con las fuerzas de Franco ni con el terror rojo, él sólo defiende que ninguna bala es buena, y desde una objetividad abrumadora, narra historias ocurridas durante la contienda sin querer influenciar el resultado final de la guerra. Se limita a ser testigo de lo bajo que puede caer el ser humano en situaciones limites. Y de la tristeza y el desasosiego que siente al ver un país desgranado por intereses y miedos.
Libro duro y revelador, que nos da una visión renovada de aquella época difícil de nuestra historia, que debiéramos recordar una y otra vez, simplemente por aquello de no condenarnos a volverlo a repetir.
Muy buena reseña, Juanje. Sinceramente, tienes mucho más talento y conocimientos que muchos de los filólogos que salen de mi facultad (y creo que debería incluirme). Un beso.
ResponderEliminarUy, que va Sil, ni de coña. Te agradezco el cumplido pero sabes que exageras mucho.
ResponderEliminarUn beso y gracias por leerme.