Es
curioso el tema de los trailers, están realizados para
hacernos atractivas las películas, y nos inciten a ir al cine
a verlas. Pero la mayoría de las veces es publicidad engañosa,
por que ni la película tiene ese ritmo, ni alguna de las
escenas que esperamos aparecen en la peli. Así es, en la
mayoría de los trailers aparecen escenas que se han rodado
única y exclusivamente para el anuncio, sin aparecer en el
film. Otras veces el trailer te echa tan para atrás, que
esperas no tener que ver la película ni bajo tortura si alguna
vez te llevan a Guantánamo.
Esto
último fue lo que me ocurrió con “El lado bueno de
las cosas”. Y es que el trailer estaba montado en plan telefilm de
fin de semana, a pesar de que aparecía Robert de Niro, que
viendo sus trabajos recientes, ya no es ninguna garantía su
aparición. Y si es Bradley Cooper, uff, qué pereza.
Pero por circunstancias de la vida, llegó a mi televisor,
siendo, para mi sorpresa, todo un descubrimiento y un placer su
visionado.
La
historia comienza cuando la madre de Pat lo recoge de la institución
psiquiátrica en la que ha estado internado durante unos meses
por agredir al amante de su mujer, Pat (Bradley Cooper) vuelve
con lo puesto a vivir en casa de sus padres (Robert De Niro y Jacki
Weaver). Determinado a tener una actitud positiva y recuperar a su
ex-mujer, el mundo de Pat se pone del revés cuando conoce a
Tiffany (Jennifer Lawrence), una chica con ciertos problemas y no muy
buena fama en el barrio.
Creo
que no se debe contar más por que el encanto de la cinta es ir
descubriendo poco a poco lo que nos cuenta, por que pasamos de creer
que estamos viendo una comedia romántica del montón, a
escenas realmente dramáticas ocasionadas por el problema
psicológico del protagonista, a dar un giro por su ecuador.
Llevándonos a un final, no decepcionante, pero quizás
demasiado fácil.
Aunque
Bradley aparezca un poco sobreactuado, y Jennifer se ganara ese no
tan merecido oscar por esta interpretación, nos reconciliamos
con De Niro, viendo que donde hubo fuego aun quedan cenizas, donde el
resto del reparto mantiene el tipo.
Lo
que diferencia a esta película de otras del mismo corte, son
su personajes. Esa complejidad ocasionada por lo vivido, y la
situación de estrés en que se han visto envueltas sus
vidas, hacen que sean impredecibles, transmitiéndonos hacia
ellos cierta simpatía, y esperando que las cosas le salgan
bien, sin involucrarnos demasiado, sin desear que nos ocurra lo mismo
a nosotros mismos, como puede ocurrir en otras producciones
edulcoradas hasta el extremo.